Entrenando desde el SÍ
Aparentemente hablar desde el NO nos da cierta seguridad y empoderamiento. Todos sabemos, y además así demostramos que sabemos mucho más que el que está a nuestro lado. Y es triste, pero entre las personas de caballos esto sucede con mucha frecuencia. Y corregir se nos da superrequetebien.
Tal vez todo esto ocurre porque existe una extendida creencia de que el caballo no hace lo que tú deseas que haga…¡porque no quiere! ¿O tal vez se trate de una conspiración maquiavélica y premeditada para llevarte la contraria o vengarse por aquella zanahoria que le negaste? Y todo eso casi siempre va seguido de algo así como -éste se va a enterar, déjamelo a mí, yo ya sé lo que tengo que hacer-
Amigo mío, ¿te has parado a pensar que el caballo no tiene ni idea de lo que estás queriendo decir con ese movimiento de brazos? Y ahora qué hago – ¿voy más deprisa? ¿paro? ¿estornudo? ¿Qué querrá este tío? (porque para lo bueno ya pongo a las tías). Todo, absolutamente todo, es extraño para el caballo. No sabe qué queremos que haga ni cómo queremos que se comporte si no se lo decimos. Y si la telepatía no es tu especialidad, será mejor que empieces a comunicarte con tu caballo en un lenguaje que los dos podáis comprender.
No basta con desear mucho que las cosas sean de una determinada forma, ni de querer mucho a tu caballo, ni de ser muy compasivo y animalista. Se trata de reconocer un animal, con esencia de caballo, alma de caballo, cuerpo de caballo, en el mundo de las personas. Me gusta eso de “reconocer”, “volver a conocer” lo que creíamos que ya conocíamos, y esa es la verdadera cuestión. ¿Puedes parar, dejar un sitito a la humildad, y volver a conocer a ese animal? Bienvenido entonces.
Imagínate que cada vez que haces algo, una voz poderosa te dice ¡NO! No te muevas así, no levantes la pata, no gires la cabeza, no invadas mi espacio. Creo que al final, o me enfadaría muchísimo o acabaría pasando del todo, porque cada vez que -decido hacer, creo que hay que hacer o tomo la iniciativa para hacer algo- está mal. Y creo que a los caballos les pasa igual. La negativa es la forma más fácil de “cómo no tener un vínculo con tu caballo”
Aprender a mirar de forma positiva, comunicar de forma positiva y actuar de forma positiva, es un camino de flores para crear una relación basada en la calma y en la paz de espíritu. El NO limita la acción. El SÍ expande, anima, y acoge. “Eso no pero mira eso siiii…qué bueno”.
El pensamiento positivo ha demostrado que nos cambia el alma. El entrenamiento positivo cambia el alma por duplicado, la tuya y la de tu caballo. Haz captura de pantalla de todo lo que SÍ, y deja pasar sin capturar lo que NO. Y si has capturado alguno de esos que no, no pasa nada, es normal y bueno también, para lanzarnos con más ganas al sí.
Vuelve a reconocer al caballo desde el positivo. Eres lo que eres, y lo acepto y reconozco. Eres cómo eres, y te quiero porque eres así. Haces lo que haces, porque en ese momento es lo que tienes que hacer, para saber que sigues siendo un caballo y para expresar lo que sientes. Sólo de esa forma muchos pueden oír lo que quieres decir. Aprender a escuchar tus susurros para que no tengas que gritar, es mi reto.
Si alguno de los dos tiene capacidad para reflexionar sobre lo que ocurre y planificar, ese eres tú, no tu caballo. Aprovecha la corteza cerebral que Dios te ha dado para ser consciente de cómo se siente tu caballo, de qué quiere decir con su comportamiento y de tomar decisiones para cambiar las cosas siempre hacia mejor. Tu intuición, tu sensibilidad y tu poder de observación, son tus mejores compañeros, y sobre eso sí que te puede enseñar tu caballo, y mucho. Sé cada día un poquito más caballo.
Reforzar nuestra relación en el SÍ le da confianza y seguridad. “Esto está chupado, lo hago genial” “Ah, ya sé qué quiere esta tía” (ahora somos las tías porque lo estamos haciendo fenomenal) “Otra, otra por favor, que esta vez sí que nos sale bien”. Alguien me dijo una vez, que así hacíamos caballos valientes, y es verdad. Son caballos felices, confiados y atrevidos, no sólo a hacer cosas nuevas sino a tomar la iniciativa para hacerlas.
El entrenamiento en el SÍ son pequeños pasos en la misma dirección. El NO es un cortafuegos que deja al caballo tambaleándose en el vacío.
Ahora, tres respiraciones pausadas, profundas, conectando con tu Ser, y a por el cambio de mentalidad.
Me dije a mí misma…
